Un trabajo, una ilusión.
Siempre se ha dicho, que no hay nada mejor que trabajar en lo que a uno le gusta, es un tanto a favor para que una persona se sienta más feliz y más realizada en la vida.
En un hotel modesto de la Costa del Sol española, fui observador de un hecho que me llamo mucho la atención y que creo merece la pena gastar unas líneas para contarlo. Existen trabajos de todo tipo, unos son manuales, otros intelectuales, unos requieren cierta capacitación o preparación, otros no la necesitan, por su puesto todos son igual de honorables siempre y cuando se realicen con profesionalidad y dignidad. En este caso fue el socorrista de la piscina del hotel, el que me llamo poderosamente la atención por la manera de proceder en su trabajo, mayor dedicación, mayor entrega y mayor alegría trabajando, no había visto yo nunca en ningún sitio. He estado en otros hoteles de distintas categorías y nunca vi un socorrista igual, este hombre me rompió todos los esquemas, tengo que reconocerlo.
En esa piscina no había bicho muerto alguno, ni una hoja caída de un árbol, ni un simple pelo o pelusa flotando en el agua. En los platos de ducha donde la gente se quitaba la arena después de venir de la playa no había ni un solo grano de arena, puesto que este hombre los limpiaba frecuentemente. Miraba cada cierto tiempo los filtros de la depuradora por si hubiese algún atasco, cuando se iba a almorzar, como él decía, o cuando terminaba su jornada de trabajo, avisaba a todas las familias, una por una, de que los críos se quedaban solos en la piscina y que los padres tuvieran cuidado, además se sabia los nombres de cualquier chaval que llevase en el hotel más de dos días, si tenía que llamar la atención a algún crio para que tuviese cuidado de no hacerse daño o no hacerlo a los demás, lo hacía, todo ello con una educación y un cariño exquisitos, incluso cogió de la piscina de los pequeños a un niño en brazos (debía tener tres años más o menos) y se lo llevo a su abuela que estaba al otro lado del recinto (toda la acción la desarrollo incluso con ternura).
Aquí mi pequeño homenaje para este trabajador, sin duda un gran hombre.
SOCIOLOGO ARREPENTIDO
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